jueves, 25 de octubre de 2012
El arte de romper las pelotas (en buen lunfardo)
Romper las pelotas es parte de lo antropológico, es un estadío humano que para algunos es un acto casi diría, de culto. El rompe pelotas, y quiero tomar este adjetivo a nivel genérico, sin discriminación de sexo, raza, religión, etc. Ya que estoy casi convencido, que el acto de romper las pelotas trasciende la galaxia, vale como ejemplo Spock, es vulcaniano y le rompe las pelotas al Capitán Kirk. Como decía, el rompe pelotas actúa desde lo cognitivo y como tal el acto de romper las pelotas se manifiesta de manera natural del mismo modo que al levantarnos, aun sin estar despiertos nos lavamos los dientes, el individuo rompe pelotas, salta de la cama y rompe las pelotas. El rompe pelotas es mucho, pero mucho peor que el boludo. Están por todos lados, los hay vecinos, empleados municipales, policías, maestros, políticos, bomberos. Han logrado infiltrase en casi todos los ámbitos e instituciones intermedias con el solo propósito de rompernos las pelotas. Su eliminación de nuestras vidas, es imposible, una batalla que de antemano tenemos perdida. Es como cuando en casa nos invaden esas hormiguitas coloradas, a las que combatimos durante el día, pero por la noche salen quien sabe de dónde y se meten en la azucarera, caminan por la cocina, etc. Nunca logramos eliminarlas, a los rompe pelotas tampoco. La principal arma del romper pelotas es el efecto sorpresa, es un recurso del cual se vale y lo maneja a la perfección, cuando más tranquilo y en armonía estas, ellos, los rompe pelotas cual si tuviesen un detector de gente en armonía, te asaltan por la espalda y zas! Te rompen las pelotas. No importa cuántos mantras hayas rezado, aunque tengas un mameluco de plomo y amianto, el rompe pelotas lo atravesará y te arruinara tu momento de paz. Si vas a hacer un trámite, detrás de cualquier mostrador del planeta habrá un rompe pelotas dispuesto a hacértela difícil, a pedirte la fotocopia del sellado del acta de nacimiento de tu tatarabuelo ucraniano que murió en la primera guerra mundial, no es necesario para el trámite, solo te lo pide para romperte las pelotas. Básicamente, el rompe pelotas no te puede ver tranquilo. Si te fuiste a la plaza y te sentaste bajo los tilos a disfrutar del aire entre freso y tibio de la primavera, aparecerá el rompe pelotas y te dirá “Señor por favor levántese que estamos pintando los bancos” ¡50 años hace que no pintan una mierda en la ciudad! Pero basto para que vos te sentaras en la plaza para que al rompe pelotas se le ocurra agarrar la lata de látex y salir a joderte el día. Esquivarlos es como pretender sortear la Gran Muralla China, pero cuando con una maniobra y amague de cintura digna de Messi, logras pasarlo, te aparece otro, que al mejor estilo Blas Giunta o Camoranessi, te la dan sin miramientos. Y así amigos es como vamos por la vida, en una suerte de ruleta perversa que dependiendo de cómo se nos dé el escolazo del día, nos tocara en suerte un rompe pelotas, de mañana, de tarde o de noche, pero lo que sí es seguro, es que siempre te vas a cruzar con alguno.
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