Desperté de un sueño profundo, había estado dormido durante muchos años. La
lectura de un libro escrito por ese líder al que tanto admire, me había sumido
en principio en un estado de extraño sopor, un adormecimiento consciente. Me
gustaba sentirme así. El libro estaba escrito de manera intencionalmente
oscura, en principio pensé que se trataba de una estrategia para llegar solo a
quien pudiese entenderlo y de esa forma no estuviese expuesto al vulgo que todo
lo aplebeya. Quizás siguiendo los pasos de Heráclito “uno vale para mi cien mil
y nada la muchedumbre”
Pero mi líder, mi modelo ha desaparecido y su libro ha sido expuesto de manera
abierta a todos los evolucionados y supuestamente instruidos, que solo se han
acercado a su doctrina por las reseñas y las notas de diarios de algunos
fanáticos intolerables. Los supuestos discípulos cercanos a él son hoy sus
inconscientes detractores, o tal vez no. Digo detractores ya que , a simple
vista muestran su amor filisteo y mediocre por la doctrina y la ideología y tratan de
acercarla a las muchedumbres, y nosotros entristecidos asistimos a esta
alucinante fondue política. Víctimas y victimarios del mimetismo mundano se
asocian a las euforias que se apiñan alrededor del ultimo merchant filosofante
en esa archiconocida plaza pública. En mi sueño estaba transitando el camino
hacia la construcción política de una ideología que si bien fuese inclusiva a
la vez fuera excluyente tomando como parámetro la capacidad de sus líderes. El
despertar me muestra que el mandamiento actual es simplemente el de estar al
lado del que imite a los demás y seguir a quien sea más numeroso, el más básico
es digno de un cargo cualquiera con el solo concepto de ser capaz de reunir el
mayor número, suficiente para poder elegirlo, la lotería es la lógica en este
tiempo. Pero que les importa, mientras logren hacer que el hombre masa crea que
vive en el mejor de los mundos posibles. Como evitar que ese vulgo ávido de
confortable y simplón estado de euforia ideológica, haga que estos líderes de
pacotilla se sientan también en el mejor de los mundos con solo dirigir sus
discursos a esa muchedumbre satisfecha y entusiasta a la que enamoran
simplemente sumiéndola ese estado que
genera la embriaguez de la nivelación y subyugándolo por el
conformismo de los éxitos mediocres. Esperaba en mi sueño el poder sacar a ese
proletariado masificado de su estúpida alegría, de su sopor. Lo que no
imaginaba es que inconscientemente, buscaba también yo salir de ese sopor. Y
fue así, en esa búsqueda que pretendía
para otros que logre despertarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario